Juan Carlos Gómez de Cózar
17 OCT 2022
“En este libro, publicado en 2009, se detalla como una tipología constructiva, ya suficientemente depurada, encontró su propio camino adaptándose, evolucionando y disolviéndose en un nuevo entorno.”
Imagen izda.: Iglesia de Santa Ana (Sevilla). Cul de lampe y nervio de espinazo
Imagen dcha.: Geometría y construcción de las bóvedas de la iglesia de Santa Ana, Sevilla
Sobre 1260 llegaron a Sevilla, procedentes de Burgos, varios maestros canteros instruidos en el arte de voltear techos y cubiertas según el nuevo estilo cristiano. Encontraron una ciudad en donde coexistían varias culturas y en la que las artes que sus habitantes dominaban eran la albañilería y la carpintería. Su primera realización, el Templo de Santa Ana (1260-76, Triana, Sevilla) supone la primera de una serie de obras que construyen en el nuevo territorio. Ésta está conformada por tres naves (principal y colaterales) resueltas con bóvedas de nervaduras, conformadas por ojivos semicirculares, formeros semicirculares peraltados y perpiaños apuntados. Como elemento de transición entre el arranque de las nervaduras y las pilastras, presentan un cul de lampe. Como novedad, aparece un nuevo nervio, el espinazo, que une las claves de todas las bóvedas en el sentido longitudinal de las naves, compensando el efecto de la geometría en cubiertas con azoteas.
Las bóvedas de las naves colaterales presentan una geometría diferente a las de la nave central, ya que se disponen sobre planta rectangular, compartiendo el lado largo (arcos formeros) con el de la nave principal. Cabe prestar especial atención al trazado de los arcos perpiaños en los dos tipos de bóvedas analizados. Si se tiene en cuenta que la altura de las claves queda impuesta por los arcos ojivos (semicirculares), es necesario peraltar o realizar arcos apuntados para conseguir igualar la altura de todos los arcos y así minimizar la cantidad de relleno necesaria para construir la azotea sobre las bóvedas.
Para las bóvedas colaterales se han elegido arcos equiláteros que encajan perfectamente con las proporciones en planta (5:7). Para las bóvedas de la nave central, se han utilizado para los perpiaños arcos apuntados trazados desde el tercer punto que compatibilizan perfectamente en una planta cuadrada.
Dado el carácter defensivo del templo en el momento de su construcción, contaba con un sistema de circulación que permitía evacuar el recinto en la cubierta transitable e introducir tropas a través de un pasillo localizado sobre los arcos formeros que separan la nave central de las colaterales. Pensar que precisamente el lugar por donde se transmiten los empujes principales estaba hueco, nos llevó a investigar cómo estaba construido el pasillo y que solución de continuidad se había empleado.
La solución por la que se optó fue la de macizar la zona correspondiente al arranque de todos los arcos, dejando un espacio mínimo para que pudiera pasar una persona, con lo que la transmisión de esfuerzos queda asegurada. Los diagramas obtenidos demuestran que las geometrías de plemento procedentes de arcos apuntados tienen mejor comportamiento que la que se obtiene a partir de arcos semicirculares, tanto desde el punto de vista de reducir empujes, como de eliminar fisuraciones.
(…)
Actualmente, la investigación continúa explorando la casuística de cubiertas (fundamentalmente azoteas) en los templos del Reino de Sevilla y, por otro lado, la exportación de estos tipos constructivos al Nuevo Mundo a partir del siglo XVI.
Juan Carlos Gómez de Cózar es Doctor Arquitecto y Profesor Titular del Departamento de Construcciones Arquitectónicas de la ETS de Arquitectura de Sevilla. Extracto del libro número 36 de la Colección Arquitectura, Textos de Doctorado.