La mirada atenta

Blog encabezado blanco

  

Andrés López Fernández

9 SEPT 2022

 

“La mirada desnuda del hombre sobre el paisaje es una experiencia condenada al olvido. La arquitectura construye el marco que convierte esa mirada en vista y hace posible su permanencia en el tiempo, desligada del observador. Este extraordinario proceso convierte la fusión entre espacio arquitectónico y paisaje en una entidad de rango superior.

  

 casa ugalde exterior antigua

Casa Ugalde, José Antonio Coderch, 1951

  

La Casa Ugalde es un mirador muy especial. La mayor parte de sus atributos se deben a haber formalizado un excelente marco en el que atrapar la visión lejana de un extenso paisaje. Construye cuidadosamente unas vistas específicas y se apropia del entorno. El patio, el porche, el pabellón de invitados, la sala de estar son elementos de una misma sinfonía dedicada a la captura de lo remoto. J. A. Coderch modela un sencillo programa para una vivienda con el objetivo de construir las vistas. La casa se proyecta en el sitio, sin ideas preconcebidas.

  

En los croquis preliminares del lugar se anotan junto a la topografía del terreno, las situaciones exactas de cada pino. El trazado de los sinuosos muros de contención, convertidos circunstancialmente en muros portantes de la casa, y el carácter abierto, disperso, orgánico, a modo de gran ojo panorámico, delatan una génesis del proyecto realizada desde este lugar, dando forma a largas horas de contemplación del paisaje, cuando aun la arquitectura era sólo una intención. Su comunión con la naturaleza se expresa desde las primeras trazas que la adaptan sigilosamente a las curvas de nivel del terreno y a partir de ahí cada estancia imaginada es un nuevo marco para el extenso paisaje. Toda la casa se configura como una maravillosa máquina para ver, y esta función la acerca mucho más al medio que su propia configuración formal, que su propia presencia física exterior.

 

El proyecto de J. A. Coderch para la Casa Ugalde, ilustra un proceso en el que los cometidos visuales son factores decisivos en la creación de la obra arquitectónica. Esta premisa unida a una cierta imagen mítica erigida por tantas referencias a la casa mediterránea que se abre al mar, sobre un acantilado, o ladera, con todas las condiciones asociadas a ella de silencio, diálogo con la naturaleza, y diálogo del propio ocupante consigo mismo. La escena trascrita, cuyo perfil más nítido nos ha sido transmitido por el cine, parte, en principio, de unas condiciones necesarias para que pueda producirse la acción de contemplar, de mirar. Los agentes que hacen posible este estudio son ante todo, las personas que miran, cuya actividad dará sentido a estas páginas. Trataremos de seguir la pista a un individuo que se asoma, otea, mira, observa, contempla, y que será una presencia que recorrerá todo este trabajo. Es muy probable que antes de nuestra llegada ya se haya marchado, únicamente quedarán tras él unas huellas, un rastro, un lugar, una silla vacía o un paseo por una galería, que antes haya visitado. En la medida de lo posible, procuraremos que estos sujetos sean los propios arquitectos, que encuadraron antes que sus propias obras, el paisaje. Igualmente es necesaria la presencia de la luz que delata la existencia de los objetos, de la arquitectura, de los paisajes, del propio espectador. Además se requiere la existencia del vacío, para hacer posible la distancia entre sujeto y objeto. Otra condición necesaria es la presencia de los objetos, en cuya categoría se podrían incluir los propios sujetos cuando son parte del campo de visión. Por último es imprescindible la existencia del lugar, del elemento arquitectónico, que encuadre o prefigure un paisaje a contemplar que también puede ser artificial.

 

Andrés López Fernández es Doctor Arquitecto y Profesor Titular del Departamento de Proyectos Arquitectónicos en la ETSA de la Universidad de Sevilla. Extracto del libro núm. 39 de la Colección Arquitectura, Textos de Doctorado, págs. 22 a 23.

 

 

Iniciar sesión

Login

Usuario
Password *
Recordarme