Rampante curvo: Evolución del Tardogótico en el Reino de Sevilla y en Nueva España

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Juan Carlos Gómez de Cózar y José Gregorio Vadillo Rojas

7 ABR 2022

 

“El uso de bóvedas góticas con rampante curvo (no esférico) en edificios con cubiertas resueltas con azoteas era una cuestión que estaba por estudiar. El libro clasifica, cataloga y ofrece una explicación para el uso de este tipo de bóvedas tanto en el Reino de Sevilla como en Nueva España.”

  

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Izda. (Figura 3): Fisuras en bóvedas cuatripartitas con plantas diversas (tono oscuro: fisuras por esfuerzos a tracción; tono claro: fisuras por ausencia de rigidez frente a giros)
Dcha. (Figura 4): Aparición de los terceletes según Viollet le Duc

  

En 2008 la historiadora Begoña Alonso Ruiz y el arquitecto Alfonso Jiménez Martín encontraron un plano perdido que representaba el proyecto de lo que sería la catedral de Sevilla. De este modo, el plano quedaba fechado en la primera mitad del siglo XV (Alonso Ruiz 2009). El documento, valioso desde diversos puntos de vista, nos muestra la intención de cubrir el crucero del templo con una bóveda de terceletes sobre planta cuadrada, aparentemente, con la clave a la misma altura que las bóvedas de las naves centrales. Estamos pues, ante el primer documento que muestra una bóveda de terceletes en el Reino de Sevilla.

  

Esta incorporación, temprana, de una bóveda de terceletes en el Reino de Sevilla muestra, en cierto modo, cómo se construían este tipo de bóvedas en España. Su incorporación a un espacio emblemático indica que los nuevos nervios, los terceletes, aparecen con la intención de significar más ese lugar a partir de la construcción de una bóveda más elaborada en su aspecto.

 

Sin embargo, la bóveda de terceletes no nace sólo por cuestiones de significado. Es fruto de la evolución de un proceso constructivo que comenzó unos dos siglos antes de que se dibujara el plano de Bidaurreta. Una evolución que acabaría revolucionando el modo de construir estas bóvedas hasta su disolución hacia otros tipos constructivos.

 

Ya habíamos puesto de manifiesto (Gómez de Cózar 2009) que las bóvedas cuatripartitas de planta rectangular con todos los arcos de forma trazados con el radio de los ojivos, mejoraban el comportamiento mecánico respecto a las bóvedas que mantenían las claves del perímetro a la misma altura que la clave polar. La mejora consistía en plantear hiladas de plemento inclinadas en el sentido transversal, y por lo tanto la posibilidad de transmitir las fuerzas hacia el perímetro con mayor facilidad. Aun así, ya vimos cómo estas bóvedas seguían teniendo problemas. Por un lado, conforme más rectangular era la planta, las hiladas transversales planteaban mayor longitud. Sobre todo en aquellos lugares donde se trazaba el plemento con disposición francesa. Además, todas presentaban potencial de fisuración en las zonas próximas a los arcos formeros.

 

En resumen, estas bóvedas necesitaban refuerzos en las zonas intermedias del plemento con idea de corregir lo anterior. La figura 3 expone perfectamente el problema. Todas las zonas marcadas en tono claro indican necesidad de conseguir mayor rigidez en el plemento. Las zonas marcadas en tono oscuro indican fisuración del plemento como consecuencia de la geometría de la bóveda. Viollet le Duc trata el problema (Viollet-le-Duc 1996) comparando el perfil de dos bóvedas, una con rampante llano y otra curvo. En su concepción del sistema constructivo, él entiende que el rampante trabaja con toda la carga que le transmite el paño de plemento que apoya sobre él.

 

Así pues, si el rampante es llano (recto) tendrá muy poca capacidad de transmitir las fuerzas hacia el perímetro. Puede observarse en la figura 4, cómo se traza un tercelete adaptado al plemento para reforzar al nervio que formaliza al rampante y así evitar su incapacidad de transmitir fuerzas hacia el perímetro.

 

Obviamente, el maestro francés está equivocado. Es el plemento el que necesita ser reforzado, no el rampante. El rampante ya está acodalado por los dos paños de plemento que lo sustentan a derecha e izquierda, independientemente de que éstos estén trazados al modo francés o al inglés.

 

Juan Carlos Gómez de Cózar y José Gregorio Vadillo Rojas son Doctores Arquitectos y Profesores; Juan Carlos en la ETSA de Sevilla y José Gregorio en el ICTE y el FES de Aragón, así como en la UNAM en México DF. Extracto del número 46 de la Colección Arquitectura, Textos de Doctorado, págs. 11 a 13.

 

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